sábado, 2 de julio de 2022

Rumbo a Sidney 2000

Estaba por iniciar la temporada clasificatoria para Juegos Olímpicos (JJOO) Sidney 2000. En ese momento en el circuito mundial se realizaban 16 copas válidas para poder clasificar a los olímpicos. Una gira de 3 meses tirando copas consecutivas sin descanso. 

 Existían dos formas para  clasificarse. La primera era  estar entre los 8 primeros del ranking mundial por equipo y obtener el boleto por país y la segunda, clasificar en individual entre los dos primeros del ranking por continente. 


En el continente americano para las pruebas por equipo se encontraba un equipo de Cuba que estaba muy bien posicionado mundialmente y casi seguro que ese cupo que estaba disponible sería para ellos.


En la competencia individual, fué una batalla bastante fuerte donde estaban atletas rivales de Estados Unidos, Argentina, Brasil y Canadá. Incluso en mi propio país, Rafael Suárez era un fuete contrincante. 


Por problemas de logística no pude asistir a la primera copa del mundo. Afortunadamente con esfuerzo pudimos lograr todo lo necesario para empezar ese camino, el que todo atleta de alto rendimiento quiere alcanzar: vestir el uniforme de su país en unos Juegos Olímpicos y colgarse una medalla.


El primer roce competitivo de este recorrido fue en París, una de las competencias más fuertes. Había mucho nivel y los resultados no fueron tan buenos pero no todo fue malo, los entrenadores de la selección nacional de Portugal Raúl Cabral, Prof. Szlovenszky y mi compañero Rafael Suárez me invitaron para entrenar con ellos en Oporto, una ciudad bellísima. Estaba previsto que mi base de entrenamiento seria Francia pero para no estar solo decidí irme a Portugal. 


Las jornadas de entrenamientos eran en las mañana preparación física y en la noche combates. Era una sala pequeña pero los enfrentamientos eran de gran nivel y me topé con tiradores como Joao Gómez, quien se ubicaba entre los primeros del ranking además múltiple medallista en copas del mundo. 


En la rutina diaria, los entrenamientos se alargaban hasta tarde y tenía que comprarme la cena para llevármela al hostal donde me quedaba, era un recorrido largo para ir a descansar y el tiempo no era suficiente para poder cocinar.


Continué con la mira puesta en la cita olímpica. En la siguiente competencia el panorama se aclara y empiezo a ver un mejor nivel de esgrima, un avance y empecé a sumar los primeros puntos en el ranking mundial con un tablón de 64 en la Copa de La Coruña.


Volví a Oporto para continuar con los entrenamientos que cada día eran más exigentes y se iban notando los avances.


Seguía sumando puntos y experiencias. En una Copa del Mundo en Venecia estaba en el puesto 18 del ranking pero pasé directo a las llaves en el puesto 16 y entré directo en el tablón de 64. Perdí en el primer combate pero el aprendizaje fue grande, sabía que ninguna competencia en este nivel iba a ser fácil


En las siguientes competencias seguí sumando puntos en el ranking mundial y uno de los resultados más importantes fue en el Grand Prix de China. 


Una de las anécdotas que quedarán en mi recuerdo fue que luego de iniciar las poules, yo llevaba 3 perdidos y 2 ganados, un error técnico hizo que dos de mis rivales fueran cambiados y me dieron los triunfos a mí, lo que me dio la clasificación a ronda de llaves.


Gané mí combate en el tablón de 128 y 64 en el de 32 me tocó enfrentar al coreano Kim Young-Ho, uno de los floretistas más importantes del mundo.


Mi ritual era el mismo como antes de cada combate. Varios saltos, desplazamientos con los ojos cerrados, un trabajo de visualización imaginando las acciones frente a mi rival. 


“Vamos a echarle ganas pues” me dije a mi mismo y luego de cada toque volvía al final de la pista, un poco incrédulo de lo que sucedía.


El panorama se puso aún mejor para mí cuando lancé la mirada al entrenador de Kim y que le gritaba sin poder descifrar lo que yo estaba haciendo, él nunca pudo agarrar confianza. Gané mi combate y el siguiente.


En la llave de 8 me enfrenté al cubano y amigo Elvis Gregory, no le pude ganar pero con ese resultado estaba cada vez más cerca de la clasificación por el ranking mundial.


Me conseguiria con Kim dos veces mas en otras copas... perdiendo solo una sola vez


Regresamos a nuestros entrenamientos en Oporto, la tensión aumentaba porque solo quedaba el chance del Grand Prix en Dinamarca y el floretista norteamericano ya estaba clasificado, solo quedaba una plaza por el continente americano. 


En Dinamarca llegué a semifinal, aunque perdí en semifinales contra un atleta alemán, tengo la imagen intacta de uno de los puntos importantes. Fue una parada de cuarta y riposta a la espalda que le realice donde solo escuché los aplausos en el auditorio.


No lo podía creer, aunque todo el mundo me felicitaba por mi clasificación a los Juegos Olímpicos, yo todavía sacaba cuentas, sumas, restas, pero sí, era cierto, había escrito mi nombre en la selección venezolana de esgrima.


Al día siguiente con esa alegría en el pecho me fui al aeropuerto para regresar a mi país, me compré dos botella de champagne, una grande y una pequeña. La pequeña me la tomé en París y la grande me la traje para brindar con mi familia.